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9 de octubre de 2013

Fiestas populares con sabor local y potencial turístico

Dulce de leche en las Sierras Bonaerenses.

Lic. María Elena Valdez

En su novena edición, la Fiesta del Dulce de Leche Artesanal en María Ignacia, se presenta como una excelente propuesta que se reinventa año a año, demostrando la capacidad de un pueblo rural para movilizarse, organizarse y crecer en torno a un proyecto claro, incluyente e innovador que pone en valor la identidad cultural y productiva, gestionado desde el liderazgo de la comunidad educativa, con apoyo institucional y la participación de todos los actores locales.

Muchas localidades del país son reconocidas a partir de las fiestas populares que nacen generalmente con un sentido de reivindicación local y adquieren relevancia turística a partir de su crecimiento y promoción. Esta revalorización permite a pequeñas localidades insertarse en los circuitos turísticos, difundiendo otros recursos susceptibles de visita o consumo.

Ligadas a factores productivos, naturales, históricos, culturales, deportivos o de otra naturaleza, las fiestas populares constituyen una oportunidad de socialización, recreación, fortalecimiento institucional, sin desmerecer la creciente importancia que van adquiriendo desde el punto de vista comercial.

El turismo gastronómico, así como la valorización de lo artesanal, asociado a la autenticidad, la diferenciación y la calidad de lo local están ganando terreno entre las nuevas demandas. Muchos destinos ponen en valor su identidad productiva como atractivo turístico, que se constituye no sólo en oportunidad de venta directa, sino también como una vía de promoción altamente efectiva. La asociación de un determinado producto con su lugar de origen constituye una manera de instalación de marca perdurable y efectiva, además de garantizar su consumo durante la visita.

La producción agroalimentaria con identidad local tiene amplias potencialidades de desarrollo para los pequeños productores rurales en la medida que la calidad de la producción esté al nivel de las exigencias del mercado.

La introducción de marcas de calidad o denominaciones de origen, ayudan al posicionamiento en el mercado a la vez que garantizan el control y la mejora de la producción, cumpliendo con las exigencias de seguridad y sanidad requeridas, pero manteniendo las formas de producción artesanal, las tradiciones familiares, los sabores locales, ya que la gastronomía es ante todo, una expresión cultural.


La Fiesta del Dulce de Leche Artesanal en María Ignacia, Tandil, se posiciona como un ejemplo exitoso de trabajo sostenido con sabor local.

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