Por Lic. María Elena Valdez
A menudo se percibe al turismo como una amenaza a la preservación del Patrimonio, una actividad invasora, consumidora y destructiva, que persigue objetivos meramente económicos y cortoplacistas, planteándose un aparente conflicto de intereses.
Y esto es cierto en tanto no exista una adecuada planificación y gestión,
a veces por desconocimiento y otras, por falta de conciencia, compromiso,
presupuesto o capacidad de gestión de los gobiernos, que dejan el destino del
territorio y sus bienes a merced de los intereses privados. Claro que hay
incontables casos en los que el turismo masivo (también otras actividades) ha provocado
y aún provoca el deterioro del patrimonio tangible e intangible, dejando una
huella irreversible.
Sin embargo, no sería justo desestimar
que el turismo también puede ser el mejor aliado de la conservación patrimonial.
Mencionemos al menos dos puntos en los que la interacción turismo-patrimonio
resulta mutuamente beneficiosa:
1. Aporte de recursos económicos
2. Valorización del patrimonio
Uno de los grandes problemas de la conservación de los bienes
culturales está asociado a los altos recursos necesarios, que provienen casi
exclusivamente de los limitados presupuestos comunales, salvo en obras
excepcionales que se encuentran bajo la órbita provincial o nacional, lo cual
tampoco es garantía de fondos suficientes. Las tareas implicadas en la
constante e interminable labor de recuperar, proteger, conservar el patrimonio cultural,
incluyendo personal especializado, estudios e investigaciones, planificación, materiales,
tiempo, etc., no pueden siempre sustentarse suficientemente con los fondos disponibles.
En este punto, la afluencia turística ha demostrado ser una importante
fuente de recursos económicos que contribuye directa e indirectamente con el
área de gestión cultural. Directamente, mediante el pago de entradas, bonos
contribución, etc., e indirectamente, por ejemplo, mediante la asignación del
presupuesto público, al cual contribuye la actividad turística con el pago de impuestos y
tasas. Esta relación se hace claramente visible si pensamos en los miles de
turistas que vistan sitios históricos, palacios, iglesias, museos, en todo el
mundo, generando un impacto positivo en la economía regional.
Casa de la Cultura. Tandil |
Con referencia al segundo punto, podemos señalar que el conocimiento y
la valorización del patrimonio cultural por parte de la comunidad residente,
son el punto de partida para que la conservación cobre sentido para toda la
sociedad. Pero no todos los municipios cuentan con programas destinados a la
concientización, revalorización y conservación del patrimonio; digamos que
cuanto menos espectaculares o accesibles son los bienes culturales, mas
desapercibidos pasan ante los ojos de los ciudadanos.
Aquí hay diferentes circunstancias en las que el turismo puede ser
útil a la valorización del patrimonio local:
. Rescatando valores “ocultos”.
Los bienes patrimoniales cuyo valor no es reconocido localmente o son
inaccesibles al público, corren riesgo de desaparecer en silencio o caer en el
olvido. Sacarlos a la luz, incluyéndolos en un circuito, por ejemplo, es una
manera de contribuir a su protección y conservación.
. Puesta en valor y en uso de un
bien. El uso turístico de un espacio requiere la dotación de
infraestructura y servicios que posibiliten la visita y el disfrute, incluyendo
tareas de restauración, refuncionalización o reconstrucción total o parcial,
revalorizando el bien en cuestión, el espacio donde se emplaza y el contexto histórico,
social y cultural en el que se inserta.
Estoy de acuerdo Maria Elena en que, rescatar, poner en valor y uso los bienes patrimoniales es de gran importancia para proteger y mostrar la identidad local de cada comuna.
ResponderBorrarSin embargo muchas veces se invierten muchos fondos en nombre del Patrimonio y sin embargo el visitante (ya sea local o turista) sigue sin tener acceso, a los mismo. Como ves eso vos?,