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30 de junio de 2014

Tours para foodies, fanáticos del buen comer

Por Lic. María Elena Valdez

Foodie es el término con el cual se describe a los aficionados a la comida y a la bebida. A diferencia de los “gourmets”, los foodies no necesariamente buscan los lugares más lujosos y famosos o consumen los productos más caros y exclusivos.


Mientras los primeros son “profesionales del comer y el beber” los foodies son amateur, simplemente aman la buena mesa y se interesan por su origen y preparación, están al tanto de las últimas noticias sobre productos culinarios, bodegas, recetas, modas gastronómicas, degustaciones, catas de vino e incluso se informan por los temas de salud relacionados con la alimentación. Pareciera que hacen de la alimentación el centro de su vida, y probablemente muchos lo hagan. Gastan en promedio más dinero en comida que cualquier otra persona. Son netamente exploradores gastronómicos, prueban, comparan y gustan de compartir sus experiencias, opiniones y recomendaciones en las redes sociales, incluso eventos mes a mes para no perderse nada.

Esta tendencia que fue identificada a mediados de los ochenta, ya forma un movimiento generalizado a nivel mundial. Tal vez otro subproducto de la globalización, no sólo por la socialización de la información, sino por el acceso a productos gastronómicos de los lugares más remotos del planeta que se incorporan lentamente a nuestra mesa.

La industria no tarda en diseñar ofertas para este segmento de apasionados. Desde revistas, libros, guías gastronómicas, blogs, foros, festivales, canales de cocina especializados hasta tours gastronómicos. Conocer un destino o una cultura a través de su comida es una práctica cada vez más popular. Un auténtico viajero no se va de un país sin probar su tradición culinaria o traerse alguna muestra en la valija. En ninguna guía de viajes falta una referencia a los sabores de la tierra y donde conseguirlos. Para los foodies, esto puede ser sencillamente el objetivo principal del viaje. Visitar los mercados callejeros, los bares, pubs y restaurantes para conocer a fondo la cultura del país que se visita.

En las grandes ciudades, incluso en Buenos Aires, se pueden contratar city-tours gastronómicos, que consisten en recorridos de 3 o 4 horas diseñados por “expertos” para probar y comparar un plato, bebida o producto en particular o bien un panorama por la comida regional. Cerveza, quesos, vino, chocolate, setas, trufas, sushi, tapas, pizza, oriental, mexicana, judía… hay interesados para todo. Estos tours por lo general proponen salir del circuito turístico y llegar a esos rincones donde comen los locales, que suelen tener una mejor relación calidad precio, y guardan los secretos de la auténtica cocina lugareña. Si miran atentamente a su alrededor es muy probable que encuentren un foodie cerca (en potencia?), aunque él o ella no lo sepan aún.

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