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4 de abril de 2014

Tandil y el paisaje que inspira desde la fundación del Fuerte

por Lic. María Elena Valdez

El 4 de abril Tandil cumple 191 años. El aniversario siempre es motivo de festejo y a la vez, tiempo de reivindicación de la propia historia que, con sus más y sus menos, ha sabido llegar hasta nuestros días, con sobrados motivos por los que sentirnos orgullosos y comprometidos con el devenir local.


Tiempo, también, de recordar a pioneros y fundadores en todas las esferas, que siguen siendo fuente de inspiración para quienes hoy tienen en sus manos la tarea y la oportunidad de marcar el rumbo de esta ciudad bendecida con sus bellezas naturales y su capital humano, siempre subrayados por quienes nos visitan.




La fundación del fuerte y el nacimiento de la ciudad

Tras la batalla de Cepeda, en 1820, la Provincia de Buenos Aires se transformó en un estado independiente. La necesidad del gobierno de ampliar la frontera hacia el sur para aumentar la producción de carnes y cueros a fin de insertarlos en el mercado internacional, determinó una avanzada sobre estas tierras, ocupando el territorio al sur del Salado mediante la instalación de fortines y el asentamiento de una incipiente población alrededor.

De esta manera, el 4 de abril de 1823 el Brigadier General Martín Rodríguez, entonces gobernador de la Provincia, funda el Fuerte de la Independencia que dio origen a la ciudad de Tandil. Los documentos históricos dan cuenta del encantamiento que produjeron estas tierras en los fundadores. Las condiciones geográficas, la disponibilidad de aguadas, la calidad de las tierras para el desarrollo agro-ganadero, el abrigo de las sierras, eran factores que garantizarían el crecimiento de una “ciudad populosa y rica”, en palabras del propio Brigadier.

El fuerte con forma de cuero estaqueado, fue levantado con piedra de los alrededores, ocupando las 4 manzanas donde hoy se emplazan importantes edificios como el Palacio Municipal, el Ex Banco Hipotecario, la Iglesia Matriz, el Colegio San José, y el Templo Danés, entre las calles Rodríguez, Maipú, Chacabuco y Belgrano, frente a la Plaza independencia. En principio contenía unas pocas edificaciones de barro y paja suficientes para albergar y a la escasa población y cubrir sus necesidades básicas: la Comandancia, la capilla, el hospital, cocina y vivienda de la tropa.

El pequeño poblado tardó en crecer debido a la hostilidad de la vida en la frontera, la falta de mano de obra y el frecuente ataque de los aborígenes en busca del ganado de las estancias. Poco a poco Tandil atrajo pobladores de diversos orígenes, con conocimientos, técnicas y habilidades nuevas para esta región; tan pronto se instalaron, ejercieron diferentes oficios que propiciaron la diversificación económica en la ciudad y el campo y promovieron ellos mismos la radicación de sus compatriotas.

Conforme la ciudad fue creciendo en torno al fuerte y éste perdió su sentido de defensa original, el deterioro y el estado de abandono lo condujeron hacia su total destrucción en 1860. En la actualidad unas placas de bronce, marcan en el suelo lo que fueran las esquinas de la fortaleza. En el Museo Histórico del Fuerte, una maqueta y varios objetos de la época nos conectan con aquel 4 de abril de 1823.

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